El bienestar en el lugar de trabajo se ha convertido en una cuestión de gestión para las empresas, y puede adoptar muchas formas diferentes. ¿Hablamos de comodidad o de felicidad real? Nos preguntamos si este concepto, por muy seductor que sea, es un engaño o un auténtico paso adelante.
La búsqueda de la felicidad es universal; todos aspiramos a ella. En los últimos años, esta noción, que antes se creía reservada al ámbito personal, se ha extendido al ámbito profesional.
Ya no puedes considerar tu trabajo como un mero medio de subsistencia: también puedes sentirte bien en él, e incluso ser feliz en él. La pandemia de Covid-19 ha vuelto a barajar las cartas cuando se trata de equilibrar la vida laboral y personal: el bienestar en el trabajo se ha convertido en un criterio clave para los solicitantes de empleo y en un objetivo de gestión para los empresarios. Pero, ¿se puede ser realmente feliz en el trabajo?
¿Qué significa bienestar en el trabajo?
Sobre el papel, el concepto tiene mucho a su favor. Puede referirse a la comodidad del trabajador: un espacio de trabajo adecuado con mobiliario ergonómico, iluminación adecuada, equipos de calidad, pero también calefacción en invierno y buen aire acondicionado en verano… Aunque unas buenas condiciones de trabajo parecen esenciales y son obligatorias por ley (como estipula el artículo L 4121 del Código Laboral francés), entran en juego otros criterios, que favorecen más el bienestar psicológico: un ambiente de trabajo agradable, buen entendimiento entre compañeros, valores corporativos positivos… Estos aspectos son igual de importantes, pero difíciles de imponer porque son más abstractos.
Por tanto, la dirección tiene un papel clave en la creación de un entorno de trabajo beneficioso. Desde hace algunos años se habla de «gestión benévola», un concepto que define una nueva forma de gestionar una empresa y, sobre todo, sus equipos. El trabajador se sitúa en el centro de las preocupaciones del directivo, se le apoya en su desarrollo profesional y en sus misiones y, sobre todo, se vela por su bienestar escuchándole. En resumen, valoramos a las personas.
Una buena idea, pero que hay que aterrizar rápidamente. Sin acusar a la benévola dirección de «falso humanismo», no vale la pena engañarse. Detrás de la aplicación de este método, el empresario también busca la eficacia: aumentar la productividad, evitar la rotación de personal, el absentismo y los costes asociados a todos estos fenómenos. Así que no te engañes, la gestión benevolente es una combinación en la que todos ganan: empleados contentos para buenos resultados empresariales.
Cuidado con el equilibrio entre trabajo y vida privada
Rasquemos la superficie de la idea del bienestar en el trabajo. ¿Podría ser una trampa la tendencia a la felicidad en el trabajo a toda costa? Para sus detractores, puede convertirse en una forma de pensar que se impone a los empleados, sin esperar a ver si les conviene. Dictar una filosofía a tus equipos puede convertir la gestión en una «secta», lo que a algunas personas les molesta.
Porque hablar de felicidad en el trabajo también significa difuminar la frontera entre la vida personal y la profesional. Un equilibrio complicado de gestionar para los trabajadores.
Bajo la apariencia de la benevolencia, el directivo no debe convertir la idea del desarrollo personal en una obsesión, y debe aceptar que no todo su personal suscribirá necesariamente el concepto de buscar la felicidad dentro de la empresa.
Una realidad ineludible para las empresas
Que no cunda el pánico. Antes de que parezcas un horrible gestor oportunista que se inventa una bonita imagen, hay mucho margen de mejora.
Si algunos se cuestionan la idea de garantizar a sus equipos el bienestar en el trabajo, quizá sea simplemente para no comprometerse con el tema. Aunque sigan desconfiando, la realidad del mundo laboral actual es clara: sin una política centrada en la calidad de vida, las empresas no atraerán a los jóvenes.
Los empresarios de hoy tienen que ofrecer a sus equipos un entorno de trabajo óptimo y mostrarles respeto y voluntad de escuchar.
Hay muchas y variadas formas de hacerlo: por ejemplo, tiene que haber menos organización en «silos» y más organización interfuncional entre las distintas partes de la empresa, para que haya más diálogo e igualdad.
La introducción de servicios en el trabajo (gimnasio, guardería, salas de relajación) también es una solución.
Según un estudio de Cisco / Ipsos en 2022, el 80% de los trabajadores afectados afirman tener mejores relaciones con sus compañeros gracias al deporte, y el 77% dice que el deporte en el trabajo ayuda a volver a motivar a los equipos. Ya sea individual o colectivo, el bienestar en el trabajo repercute en todo el grupo.
Así que, tanto si eres empresario como empleado, démosle una oportunidad a la felicidad en el trabajo. No es sólo un concepto, es un verdadero reto empresarial.
Depende del directivo encontrar el equilibrio adecuado. Depende del empleado decidir si cree en él y entra en el juego.