La responsabilidad social de las empresas (RSE) es ahora algo más que una tendencia de marketing. Cada vez son más las empresas que dan el paso, sea cual sea su tamaño. La RSE también es una oportunidad para las pequeñas empresas. Así es como funciona.
Las empresas grandes y pequeñas están dispuestas a contribuir a la transición ecológica y a desempeñar su papel en los retos sociales actuales. En un estudio realizado en 2018 por Bpi Francia, el 90% de los directivos de pequeñas y medianas empresas (PYME) o de empresas de tamaño intermedio (ETI) afirmaron estar llevando a cabo acciones relacionadas con la RSE. Así que si los directivos de las pequeñas empresas no se frenan por su tamaño, ¡la RSE está al alcance de todos!
Un breve recordatorio: la Comisión Europea define la RSE como el acto voluntario de las empresas de integrar las preocupaciones sociales y medioambientales en sus actividades comerciales y en sus relaciones con sus interlocutores.
Basada en tres pilares -económico, social y medioambiental-, la RSC está definida por la norma ISO 26000, que orienta a las empresas en la aplicación de un enfoque de RSC.
Las ventajas de adoptar un enfoque de RSE
Ser una empresa responsable es bueno para tu imagen de marca y puede ayudar a mejorar tu perfil, sobre todo entre los solicitantes de empleo. Los jóvenes están cada vez más preocupados por las cuestiones de responsabilidad social. Adoptar una política de RSE no sólo refuerza la marca de empleador de una empresa, sino también su reputación ante los clientes y posibles clientes, e incluso podría convertirse en un factor diferenciador en una licitación, por ejemplo.
La RSE también permite reforzar el sentimiento de pertenencia de los empleados, si te tomas la molestia de implicarlos en el proyecto.
Una empresa pequeña se beneficiará de las mismas ventajas que una grande, siempre que las acciones de RSE que ponga en marcha estén en consonancia con su razón de ser.
Cómo poner en marcha una iniciativa de RSE
Desarrollar una política de RSE es un proceso a largo plazo, no un truco de marketing pasajero. En primer lugar, los directivos deben diagnosticar su ecosistema (empleados, proveedores de servicios, proveedores, clientes, regiones).
Una vez hecho esto, se puede elaborar un plan de acción adecuado, que abarque los distintos aspectos de la RSE, o uno en particular.
Se trata de identificar claramente los ámbitos en los que serás más eficaz: ser realista es una condición sine qua non para el éxito de tu proyecto de RSE. Al igual que la importancia de unir a los empleados en torno al planteamiento, que no puede funcionar sin su apoyo, por muy numeroso que sea.
¿Qué acciones de RSE?
No hay una única forma de hacer RSC, ni una receta universal: depende de la empresa, de su gestión, de su ADN…
Lo más importante es creer en tu proyecto como gestor, construirlo de acuerdo con tus valores y los de tu empresa, y saber adaptar las acciones a tus posibilidades y expectativas.
Hay muchos ejemplos de acciones de RSE:
- Mejorar las buenas prácticas sociales
– Ofrece a tu equipo formación en RSC, para animarles a adoptar este enfoque y, al mismo tiempo, ofrece a tus empleados la oportunidad de desarrollar sus habilidades.
– Preocuparnos por el bienestar de nuestros empleados, facilitándoles la vida diaria: una gestión atenta, un entorno de trabajo adecuado, animarles a realizar una actividad poniendo a su disposición un pabellón deportivo, etc.
- Reducir tu huella ecológica
– Fomentar el teletrabajo, que elimina la necesidad de desplazarse y reduce las emisiones diariasde CO2.
– Compara las ofertas de distintos proveedores y elige la más virtuosa.
– Fomentar la adopción de medios de transporte respetuosos con el medio ambiente, proporcionando a los empleados vehículos eléctricos o promoviendo el uso compartido del coche.
- Implicarse en cuestiones sociales
– Trabajar para garantizar la defensa de la diversidad, la igualdad de género y la inclusión en todas sus acciones con empleados, clientes y socios.
Hoy en día, adoptar un enfoque de RSE ya no es prerrogativa de las grandes empresas. Cada cual, a su nivel, puede y a veces ya hace RSE, sin darse cuenta.
Lo más importante es no limitarnos y darnos cuenta de que, por modesta que sea, toda empresa tiene un papel que desempeñar en nuestra sociedad y representa una palanca potencial para ayudarla a evolucionar e incluso a mejorar.
«La RSC está en el corazón mismo de nuestro ADN».
– Charlotte Bregeon de Moodz, miembro de Connecteur
Lanzada en 2019, Moodz fue una de las primeras empresas de bragas menstruales del mercado francés. El auge del comercio electrónico durante la crisis de Covid-19 ayudó a la empresa a crecer, aunque ahora se enfrenta a la competencia de grandes grupos textiles que siguen la tendencia de la protección menstrual respetuosa con el medio ambiente. Con una plantilla de 10 personas que trabajan en París y Biarritz, Moodz es una empresa pequeña que, sin embargo, se enfrenta a diario a importantes retos de RSC.
«Nunca nos hemos preguntado cómo podríamos hacer RSC específicamente. Moodz es esencialmente una empresa responsable, que responde a una necesidad social y sanitaria: inventar y ofrecer una protección sanitaria sana y ecológica», explica Charlotte Bregeon, Responsable de Operaciones. Moodz fabrica el 95% de sus productos en Europa, utilizando materiales ecológicos certificados.
Su compromiso va más allá: «Aunque nuestros productos tienen un cierto coste ligado a su calidad, queremos que sigan siendo accesibles al mayor número de personas posible», continúa Charlotte . Con esta idea, trabajamos en colaboración con institutos, asociaciones y ayuntamientos para organizar campañas de distribución, sobre todo para jóvenes o personas en situación menstrual precaria».
En Moodz, la RSC es ante todo una cuestión de convicción.